lunes, 26 de enero de 2009

Cadenas solidarias


Contra leyendas urbanas.
Hay cadenas para todos los gustos. Circula por la red una de tantas, cuyo texto resumido puedes ver desplegando "leer más", que da bastante miedo. Pero no por el riesgo que encierra la posibilidad de que algún desequilibrado atente contra tu vida, sino por la carga de "serofobia" que puede alimentar entre quienes la lean y crean lo que ahí se dice.
Conozco seropositivos que están llevando una lucha ejemplar por salir a flote y conozco a muchos que están luchando para concienciar a la sociedad sobre los riesgos reales de contagio por no utilizar medidas preventivas. También sé de los esfuerzos de muchas organizaciones y particulares para luchar contra la discriminación que pesa sobre los infectados: los nuevos apestados de nuestra época. La posibilidad de que un loco atente contra tu vida es cierta, pero da igual que lo haga con una aguja infectada, con una navaja para quitarte el móvil o conduciendo bajo los efectos del alcohol.
Te ofrezco una forma distinta de leer esta cadena que me han mandado. Por un segundo me he metido en la piel de una persona seropositiva que vive su enfermedad de manera oculta, y que ya ha pensado en quitarse la vida varias veces ante el rechazo social que siente en sus carnes. La lucha contra el sida es también la lucha contra la discriminación social hacia quienes se contagiaron. Y no hace falta esperar al uno de diciembre de cada año para recordarlo.
Por favor, no reenvíes este tipo de cadenas. Sustitúyelas por aquellas que siembran la solidaridad con los que sufren la discriminación.


Dice textual y parcialmente así:
"ESTO YA ES LO ÚLTIMO, PERO... POR LO VISTO CIERTO. Que hijos de puta!!!LEER LO POR SI LAS MOSCAS!! Para aquellos que les encanta ir al cine... mucho cuidado!!! Mas vale prevenir...que lamentar. Y por si las dudas, tomar medidas de precaución, es mejor. POR FAVOR REVISEN SU SILLA CUANDO VAN AL CINE. Un incidente ocurrió cuando una amiga fue al cine y se sentó en una silla, ella sintió que algo la estaba pinchando. Se levantó para ver que habia sido y vio una aguja con una nota adjunta que decía:'Bienvenida al mundo real, ya eres VIH Positivo'. Efectivamente, al ir al médico le hicieron un análisis a la aguja y resulto VIH positivo... ...Este mensaje debe ser enviado a todo el mundo para que se mantengan alejados del peligro. SE CAUTO!!. Este mensaje es un servicio social, coopera con su distribución y CUIDATE!!!!!!.? EN SERIO; YA SABES QUE NO ME GUSTAN LAS CADENAS pero , ESTA HAY QUE REENVIARLA."

martes, 20 de enero de 2009

La inconsistencia de la derecha


En Andalucía se llama Javier Arenas.

Se define inconsistencia como la falta de unión y relación entre las partes que forman un todo. Y esta característica es una de las garantías que debe ofrecer a sus electores un partido serio. Creíamos que el Partido Popular aspiraba a ser una formación consistente, al menos en Andalucía, toda vez que en España ya fueron liquidadas tales aspiraciones con ocasión del debate de las políticas del agua. Y a los hechos me remito con lo sucedido en Aragón, Cataluña, Valencia, Murcia y Castilla la Mancha. Ahora el partido desde el que se nos obsequia a los andaluces con lo mejor de su repertorio (indolentes, subsidiados y mal hablados) ha tomado la bandera de los agravios y del enfrentamiento entre territorios de mi comunidad. Y lo hace el mismísimo Sr. Arenas, el líder de la inconsistencia política. No es nuevo: las hemerotecas de los medios locales andaluces están llenas de noticias donde cada año se critican los valorados como escasos presupuestos de una provincia frente a la abundancia en la provincia rival. Málaga y Sevilla se llevan la palma. Ahora la derecha ha descubierto un nuevo yacimiento para confrontar a unos andaluces frente a otros. Atizan desde sus tribunas el fuego de los sentimientos del agravio por discriminación. Es de una gravedad extrema y de una absoluta falta de responsabilidad. Como si la sociedad civil necesitara ahora en Málaga líderes políticos avivando polémicas que se engloban bajo la denominación de centralismo sevillano. Es sencillamente electoralismo y manipulación de los sentimientos de una colectividad que, como Málaga, tiene motivos y razones sobrados para exigir un tratamiento singular acorde con su verdadera dimensión económica y social. ¿Y por qué hacerlo siempre contra alguien o contra algo de la vecindad?
No es la cuestión más relevante, aunque sí la que llena en mi provincia más páginas de opinión durante los días precedentes. Se identifica Junta con Sevilla y se olvida el esfuerzo que durante 26 años han realizado los diferentes gobiernos andaluces para cohesionar este territorio con la participación de todos y desde los rincones más apartados de nuestra tierra. Se olvida injustamente, por ejemplo, aquella decisión de trasladar un organismo público desde Sevilla a Marbella, en el año 1995, con todos sus trabajadores y hasta con los muebles, y en la cual tuve el honor de participar convencido de las bondades de la descentralización. Se trataba de la Empresa Pública de Turismo. Algo sólo comparable a la decisión del traslado de la C.M.T. (Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones) desde Madrid a Barcelona en la pasada legislatura. En ambos casos, el PP se posicionó públicamente de modo distinto dependiendo del territorio donde actuaba. ¿Otra prueba de inconsistencia? Una más de la larga serie. Pero ¿que se esconde detrás de la inconsitencia del PP andaluz y de su líder Arenas? Ni más ni menos que la falta de un proyecto para armar a Andalucía frente a la coyuntura de crisis en la que estamos sumergidos. ¿Cuantas ruedas de prensa ha dado el Sr. Arenas para explicar los medidas de su partido para activar el empleo y amortiguar los efectos de la crisis? ¿Cuales son sus planes? Hasta la fecha los desconocemos. O mejor, los suponemos, porque son siempre los mismos planes que aplica la derecha: reducción de gasto público, flexibilización del mercado laboral y recorte de las politicas sociales. La derecha sí que presenta mucha consistencia en esta materia: les invito a que comprueben la nula adopción de medidas para amortiguar los efectos de la crisis en las comunidades autónomas donde gobierna el PP y las comparen, por ejemplo, con las adoptadas y presentadas al Parlamento por el Gobierno andaluz.

martes, 13 de enero de 2009

Bolonia no es Bolonia


Bolonia no es lo que dicen que es Bolonia.

Para empezar, no es una estrategia urdida por ningún gobierno para hundir a la enseñanza pública. Y tampoco es un capricho de los que mandan en la universidad, ni una moda para parecer más modernos. A lo que queremos aludir cuando hablamos de Bolonia es a algo de mayor trascendencia que difícilmente admite simplificaciones. Por esta razón se ha creado un portal que no se llama Bolonia sino EEES, el Ministerio competente ha habilitado un apartado específico en su web y hasta la Gaceta Universitaria tiene a disposición de quien le interese un especial titulado 100 preguntas sobre Bolonia, “Todo lo que necesitas saber sobre el nuevo Espacio Europeo de Educación Superior”. Con cien respuestas concisas y esclarecedoras. Dicho lo cual, ¿qué sentido tiene hablar ahora de lo que es y no es Bolonia? Pues mucho. Porque ni los portales indicados ni las jornadas organizadas en el ámbito universitario, ni los artículos de prensa y de revistas han conseguido fijar un mensaje tranquilizador en la sociedad que ayude a despejar las incertidumbres ante este proceso de cambio. ¿Hablamos de cosas tan diferentes unos y otros? No lo creo; probablemente estemos asistiendo, porque toca, al inicio de un movimiento de protesta social de mayor envergadura para el que se ha elegido Bolonia como catalizador. Y de la percha de Bolonia se están colgando los rechazos a todos los males endémicos de nuestra universidad o de nuestro sistema educativo, que no son pocos.


Para empezar, Bolonia es un camino, una vía por la que se construirá el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), un escenario de cambios en el que las incertidumbres parecen pesar más que las certezas sobre sus bondades. Es decir, el acuerdo tomado en la ciudad italiana de Bolonia en 1999 para alcanzar de objetivo de crear un espacio común, una especie de Unión Universitaria Europea, ha terminado por dar nombre a todo este proceso. Y ahora lo llaman así y también se conoce como plan Bolonia. Pero insisto, Bolonia no es ningún plan; es tan sólo un camino que ya se está transitando a diferentes velocidades según qué universidades y qué comunidades autónomas. España es uno de los 29 países que firmaron aquel acuerdo (ahora son 47) y está inmersa, al igual que todos los estados firmantes, en este proceso de adaptación que tiene previsto concluir en el curso 2010-11. Y, por fuerza, el camino tiene que ser diferente en cada país, autonomía o universidad porque diferentes son los puntos de partida y la orografía universitaria de cada uno de ellos. En Andalucía, por ejemplo, este proceso camina de la mano de dos tipos de comisiones creadas al efecto en el seno del Consejo Andaluz de Universidades –conocimiento y títulos-, que se encargan del 75% de las enseñanzas que serán comunes para todas las universidades públicas de Andalucía. El resto lo desarrolla cada universidad.
Hemos asistido en las últimas semanas a movimientos de rechazo hacia la construcción del sistema universitario que arranca de Bolonia. Una parte importante de estas protestas han nacido del temor que despierta el desconocimiento sobre el horizonte final y de la manera que afecta al sistema en vigor. Pero nada de ello justifica la confusión más o menos intencionada, la desinformación y la contaminación de este debate con temas que llevan décadas sin resolver. Eso no es Bolonia. Desde el Legislativo se quiere contribuir a esclarecer los términos de esta controversia y por ello hemos aprovechado la reciente comparecencia del Secretario de Estado de Universidades en la Comisión de Ciencia e Innovación del Congreso para escenificar el apoyo explícito al proceso de Bolonia de los partidos representados en el Parlamento español.
Ahora nos toca explicar
lo que sí es Bolonia.

lunes, 12 de enero de 2009

Universidad, Ciencia y Empresa


Transferir conocimiento

O  dinamizar la relaciones entre el mundo científico y el de la empresa. Ésto es de lo que se encargan las Oficinas de Transferencia de Resultados de Investigación desde su creación, las OTRIs. Y ésto es lo que hace desde 1997 la OTRI de la Universidad Málaga en el edificio de Institutos Universitarios de Investigación del PTA, bajo la responsabilidad de  Victor Muñoz y Coral Erades, Director y Jefa del servicio respectivamente. Quizá sea una parte poco conocida de ese universo llamado Parque Tecnológico de Andalucía donde, por cierto, cada día es más difícil aparcar.  La capacidad de dinamización de la OTRI malagueña la demuestran  esos 278 grupos de investigación financiados por la Junta y el Gobierno Central  que se coordinan desde el vicerrectorado a cuyo frente está José Ángel Narváez. Su tarea consiste en identificar los resultados científicos y tecnológicos generados por los grupos de investigación y facilitar su transferencia a las empresas. ¿Están suficientemente apoyados?


Es cierto que hemos conseguido mucho en muy poco tiempo. La creación en Andalucía de la Consejería de Innovación, Ciencia y Empresa ha significado un salto cualitativo considerable en la optimización de los recursos. Pero todavía nos queda un camino largo por recorrer hasta encontrar el espacio adecuado donde la investigación universitaria se sienta en el mismo nivel de protagonismo y atención que la investigación desarrollada en el seno de la empresa. Y mientras seguimos trabajando entre todos para alcanzar este objetivo, debemos  felicitar y animar a los responsables de la OTRI, a los del interesante portal uciencia, y a quienes se encargan de la captación de recursos desde la oficina de Proyectos Europeos por el trabajo que realizan.
Todos ellos contribuyen a sostener la viabilidad de nuevas empresas  como Clock Technology, alojada en el edificio de Institutos Universitarios de Investigación del PTA y dedicada al campo de los sistemas de identificación de radiofrecuencia RFID. Una empresa joven  integrada por once estudiantes de la Facultad de Telecomunicaciones de la UMA que procede asimismo de las incubadoras del Centro de Apoyo al Desarrollo Empresarial -CADE-.

lunes, 5 de enero de 2009

Alta velocidad


La hora de Málaga

Hace poco se utilizaba con frecuencia aquello de "la hora de Málaga" para subrayar el compromiso de formaciones políticas e instituciones para poner a nuestra provincia en el lugar que le corresponde en el mapa de la modernización. Parece que esa hora ha llegado o está llegando. Lo cual es un motivo de satisfacción, especialmente para los responsables de los gobiernos que lo hacen posible con algo tan sencillo y a la vez tan complejo como cumplir los compromisos electorales y asignar las inversiones necesarias. Es la satisfacción que iluminaba el rostro de Magdalena Álvarez cuando recogía recientemente el afecto de toda la sociedad representada en el foro del diario Sur con motivo del primer aniversario de la puesta en servicio del Ave malagueño. El resultado de toda esta transformación que afecta a la provincia de Málaga es lo que describe Chus Heredia en el diario La Opinión. Un panorama alentador que invita a fortalecer nuestra autoestima; una buena forma de comenzar 2009.



Pero hoy no realizo esta entrada, y bien podría hacerlo, para arrimar el ascua a la sardina de la formación política que sostiene a los gobiernos antes aludidos, responsables de este gran salto de Málaga hacia el futuro. Antes al contrario, lo hago para sembrar unos granos de reflexión en relación con otro gran proyecto en el que tenemos puesta la esperanza los más de 500.000 vecinos que poblamos la Costa del Sol Occidental. Apunta bien el artículo cuando señala que el tren de la Costa es todavía un acto de fe. Y aquí tengo que hacerme eco de la preocupación de todos los residentes de la Costa y lo que desde Málaga se desplazan a diario hasta cualquier punto de la misma cuando no vemos arrancar la ejecución de este gran proyecto con la misma decisión de otros que sí lo hacen. Léase, por ejemplo, el soterramiento de la autovía A7 en su travesía por San Pedro de Alcántara. ¿Cuál es el obstáculo que ralentiza durante décadas la construcción de esta infraestructura ferroviaria que acabará uniendo Algeciras con Málaga y el eje mediterráneo? La apuesta del Gobierno andaluz ha permitido sacar del punto muerto en que se encontraba el mismo asumiendo la ejecución del tramo entre Fuengirola-Mijas y Estepona. El primer impulso está dado pero parece que no será suficiente. ¿Será necesario replantear el concepto de esta gran obra pública como una competencia en la que se requiere una participación estatal más amplia? Si este es el problema, abordémoslo. Podemos hacerlo.