martes, 28 de julio de 2009

De Bolonia a la "excelencia"

No pertenece esta expresión a ningún responsable del ministerio de Educación afectado de un ataque de optimismo; tampoco es el nombre de un juego de rol para despistar a los antibolonios; ni tan siquiera pretendo con ella construir un aforismo que dibuje una sugerente y atractiva invitación como la que contiene esa otra que dice "de Madrid al cielo". Muestra tan sólo un trayecto con indicación de dirección y sentido que nos llevará a una nueva universidad y de superior calidad dentro del Espacio Europeo de Educación Superior. Y aunque es temporada de vacaciones para la mayoría de los que habitamos este hemisferio, los responsables de la política científica y universitaria de este país han aprovechado el período para sacar la convocatoria del Programa Campus de Excelencia Internacional. Angel Gabilondo y Felipe Petriz, ministro de Educación y D.Gral. de Política Universitaria, estuvoieron en Málaga en fechas recientes presentando este programa y animando a la comunidad universitaria que encabeza su rectora, Adelaida de la Calle, a participar en la misma y formar parte del grupo de 15 universidades españolas motores de un cambio basado en el desarrollo de las fortalezas docentes, de I+D y de Innovación.

La convocatoria pretende que los campus universitarios aumenten y optimicen la oferta de oportunidades, servicios e instalaciones a los estudiantes, profesores, investigadores, personal de administración y servicios, organismos públicos de investigación, centros de I+D, empresas y otras entidades que se relacionen con ellas, participando, al mismo tiempo, en el desarrollo territorial y en la búsqueda de soluciones a los retos sociales, culturales y medioambientales.
El programa CEI que a su vez se compone de dos subprogramas, pretende fomentar que los campus universitarios desempeñen sobre el entorno social, urbano y cultural una mayor interacción y un papel didáctico, proyectándose como modelos de armonía espacial, sostenibilidad e integración en la vivencia del espacio físico de la universidad.
Cuando aún no hemos rebasado el primer hito del proceso de Bolonia (2010) ni superado las dificultades que entraña la convergencia europea, nos trazamos un nuevo horizonte que va más allá de nuestra armonización con los sistemas de enseñananza superior, más lejos de la modernización y reforma de las universidades españolas. El reto es alcanzar mayores cotas de calidad y excelencia, un objetivo que vertebra toda la Estrategia Universidad 2015 de la cual forma parte este programa cuyo desarrollo exigirá una dotación extraordinaria superior a los 200 millones de euros.



Nos consta que la Universidad de Málaga ya tiene hechos sus deberes y concurre a la convocatoria de Campus de Excelencia con una buena definición de los ámbitos de especialización en los que está capacitada para competir. En palabras del ministro, "está haciendo las cosas muy bien porque está vinculando el conocimiento a la transferencia, a la tecnología y a la producción". La alianza con el PTA es una de sus mayores fortalezas y una muestra de la disponibilidad de una oferta estructurada de capacidades científico-tecnológicas relacionadas con resultados de investigación. La presencia del Parque Tecnológico en la zona de influencia del campus resulta un factor clave en la formulación estratégica de agregación de instituciones empresariales que vinculan el conocimiento a la tecnología y la producción de incubadoras de empresas de base tecnológica. Confiamos en las capacidades de la UMA y esperamos encontrarla pronto al lado de las mejores universidades españolas en el programa Campus de Excelencia Internacional. Es una gran oportunidad.



lunes, 13 de julio de 2009

¿Preparados para salir de la crisis?


El cambio de modelo productivo ya ha comenzado.
Y en España llevamos varios años avanzando en ese cambio de modelo. Es lo que ha venido a decir hoy la ministra Cristina Garmendia en su comparecencia ante la Comisión de Ciencia e Innovación del Congreso. Que la solución a la crisis en estos instantes pasa inevitablemente por incrementar el valor añadido bruto de nuestros productos, antes que recurrir a la tradicional receta de la reducción de costes, entre ellos los costes laborales. Y que precisamente ahora, cuando la crisis ha puesto en evidencia la necesidad de avanzar en el cambio de modelo, constatamos que este camino ya lo teníamos iniciado, que por eso ahora somos la 9ª potencia científica del mundo gracias a que nuestra producción científica se ha multiplicado por nueve en estos cinco últimos años mientras que en el mismo período en el mundo sólo se ha multiplicado por dos. Y se ha detenido especialmente en la Innovación para subrayar que el impulso en este campo es más necesario que nunca: que es cierto que la inversión en I+D+i incrementa en un 16% el valor de las empresas y en un 18% el valor de las exportaciones; y que las pymes innovadoras generan más empleo y más sostenible.
Por todo ello, su ministerio, que también es el nuestro -de todos los españoles- ha experimentado importantes cambios estructurales, siendo el eje vertebrador de los mismos el impulso de la innovación, la creatividad y el conocimiento. Hasta el punto que el portavoz del grupo popular, Gabriel Elorriaga, le ha preguntado si el énfasis que ha colocado sobre la innovación va a significar que la nueva Ley de Ciencia y Tecnología ampliará su ámbito de cobertura hacia la "i" pequeña. Interesante observación, que no ha dejado escapar la ministra para señalar la vinculación que presenta este proyecto de ley con la anunciada ley de impulso de la economía sostenible.
Y no menos interesante ha sido la reflexión sobre el papel que juega Ciencia e Innovación tras la pasada remodelación del Gobierno en el mes de abril de este año, cuando las competencias universitarias pasaron a Educación. ¿Será el ministerio de Ciencia e Innovación el instrumento adecuado para impulsar nuestra economía hacia el nuevo modelo productivo?
Dicho de otra manera: ¿Qué ha ganado la sociedad española con un ministerio de Ciencia e Innovación? Garmendia lo tiene claro y afirma rotunda que ahora estamos en condiciones de capitalizar de forma más eficiente las inversiones públicas en I+D+i. Y transformar todo nuestro potencial investigador en potencial innovador. Por eso se ha creado la Secretaría General de Innovación, para impulsar las políticas activas de innovación. Por eso se le ha adscrito a esta Secretaría el CDTI, dentro de lo que ha llamado "una estrategia nacional de innovación" para implicar a todos los agentes concernidos en esta materia. El CDTI cuya progresión espectacular en estos últimos cincos años habla por sí sola: desde los 368 millones de euros que gestionaba en 2004, hasta los más de 1.200 en 2009. Unos instrumentos mejores para hacer frente a los tres retos más importantes: dinamizar los sectores productivos tradicionales, consolidar los actuales liderazgos en I+D y fomentar la creación de empresas en los nuevos sectores del conocimiento.Hay juego y grandes oportunidades. Y mientras tanto, la oposición, especialmente el PNV, parecía más interesada en saber cómo se había desarrollado el proceso para la ubicación de la sede de la ESS (Fuente Europea de Neutrones por Espalación) en Suecia, con una subsede en Bilbao, que en entrar en el fondo de lo planteado por la ministra compareciente. Lo siento por mi amigo José Ramón Beloki; hoy no fue su mejor tarde.

miércoles, 1 de julio de 2009

Generación "ni ni".


Hace algunos días la prensa escrita se hacía eco de la última encuesta de Metroscopia en la que el 54% de los españoles situados entre los 18 y 34 años dicen no tener proyecto por el que sentirse ilusionado. Loa analistas de esta realidad parecen apuntar a la aparición de una generación desmotivada que ligan a un modelo de actitud adolescente y juvenil basado en el rechazo simultáneo a estudiar y a trabajar. La han llamado "generacion ni-ni", una generación que dice sentirse satisfecha con su vida en un 80% pero que ha sido presa del virus del desánimo y de la incertidumbre. ¿Ni estudian ni trabajan? No creo que esta sea la foto que mejor identifique a nuestro segmento social joven. Antes al contrario, pienso en una situación de tránsito bastante dinámico donde un gran número de jóvenes que se incorporaron de forma temprana al mercado de trabajo en la anterior coyuntura de crecimiento económico ahora comienzan a regresar a las aulas para completar su cualificación ante las dificultades que nos depara la crisis. Así lo constatan los datos ofrecidos por Ángel Gabilondo en su reciente comparecencia ante el Senado según el cual "cada vez más españoles eligen más formación en lugar de un mal empleo o el desempleo". Una noticia esperanzadora
Pero esto es como todo: es más fácil y atrae más nuestra atención identificar a los jovenes actuales con rasgos de falta de idealismo, pesimismo y actitudes hedonistas. Lugares comunes. Más preocupante me resulta la detección en ese mismo segmento de población de lo que parece ser un cambio de valores relacionado con su actitud ante la vida y, en especial, frente al compromiso. Debe ser por aquello que decía Hannah Arendt: "vivimos en un mundo en el que el propio cambio se ha convertido en algo tan obvio que corremos el riesgo de olvidar incluso qué es lo que ha cambiado".

Y lo que ha cambiado respecto a aquella generación de la transición a la democracia es, entre otros, el valor del compromiso. La frase "ni partido ni marido" recogida de una calle de Madrid ilustra el sentir de muchos jóvenes frente proyectos de construcción social cooperativa sobre bases estables como son la pertenencia a partidos políticos o el mismo matrimonio. Aquí es donde entran en juego las dinámicas sobre el establecimiento de nuevas relaciones personales o la búsqueda de un nuevo tipo de vínculos distinto al de partidos y sindicatos. En todo caso, será interesante comprobar si estos jóvenes biológicos son capaces de abrir nuevas vías alternativas a las tradicionales fórmulas de compromiso canalizadas mediante los partidos políticos o la institución familiar. Mientras esto ocurre, nos esforzaremos para seguir transformando estos clasicos instrumentos con políticas que conecten con las demandas ciudadanas e inspiradas, como no, en los valores que inspiran nuestra Constitución.