domingo, 6 de junio de 2010

Innovación abierta

Por suerte, el debate político no nos paraliza. Nos estimula. Y como la realidad es tozuda, con crisis y sin ella, seguimos empeñados en avanzar posiciones para ganar el futuro que se nos avecina. Los andaluces seguimos buscando caminos y fórmulas para afrontar el reto de transformar el actual modelo productivo en una economía sostenible, esa que cuenta con más empleos de alto valor añadido y que se basa principalmente en el conocimiento. Repetimos y no nos cansamos de decir que es la hora de la transferencia tecnológica y de la apuesta por la innovación. No están sólos los andaluces. Trabajamos en estos momentos en un nuevo marco legal que se concretará en la próxima Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación que ya ha entrado en el Parlamento para su tramitación. Paralelamente, el Gobierno de España desarrolla la que se conoce como Estrategia Estatal de Innovación y Plan de Innovación 2010 cuyo informe fue presentado al Consejo de Ministros el pasado 28 de mayo. Se ha aceptado y generalizado el concepto de innovación vinculado a la aplicación de las nuevas tecnologías en los procesos productivos. Pero la innovación es mucho más. Innovar es generar o encontrar ideas, es selección, organización y aplicación de esas ideas con el mejor fin: el bienestar y el progreso de las sociedades. Sobre todo, innovación es también mejora de procesos sociales, de la participación de los actores, de la gestión del conocimiento, de la democracia. La innovación, por lo tanto, debe ser un eje vertebrador de la actividad de cualquier organización o institución.


Trabajamos para la construcción de un marco europeo de la innovación en el que muchas regiones han madrugado con propuestas. España desea contribuir activamente para realizar con éxito la transición al nuevo modelo productivo porque es el futuro del país. Pero queremos hacerlo pensando en las personas. Las personas, están presentes en la Estrategia Estatal de Innovación, son el quinto eje de la estrategia. Y no siendo ésto poco, debemos ir más allá de la incorporación del talento innovador a las empresas. Debemos avanzar en paralelo en un proceso democratizador de la innovación. En la línea de innovación abierta en la que ya trabajan los Living Labs, los Centros de Conocimiento y los Espacios Sociales de Innovación (ESdI). En Andalucía tenemos la cuarta parte de los Labs españoles reconocidos en la red europea. Ahora es necesario sumar el esfuerzo que realizan cada uno de ellos y articular una propuesta que permita integrar este capital en las estrategias andaluza y española de la innovación.
Los Living Labs y los ESdI andaluces han celebrado esta semana su primer encuentro en Málaga organizado por el Instituto de Innovación para el Bienestar Ciudadano (I2BC).


En este foro de discusión se han reunido los representantes de los principales pilares de la creación colaborativa, es decir, los usuarios, los desarrolladores. los proveedores de tecnologías, y las empresas. Los objetivos son ambiciosos. En primer lugar, la sostenibilidad económica de estos modelos de innovación abierta, basados en la cooperación entre industria y ciudadanos; y la generación de herramientas metodológicas y tecnológicas que doten de efectividad a este modelo de manera que pueda convertirse en una base sólida del desarrollo territorial y de la industria regional.
Y dos compromisos sobre la mesa: la introducción en la empresa de modelos de innovación abierta como ya viene impulsando el Parque Tecnológico de Andalucía y la consideración formal de esta vía en la Estrategia Estatal de Innovación que lidera el gobierno de España a través de una iniciativa parlamentaria. Tenemos deberes, que haremos encantados porque compartimos el mismo horizonte; el de mejorar la calidad de vida y el bienestar, no sólo para las personas sino desde las personas. Lo que nos conducirá hacia un futuro más sostenible, donde el retorno social de las inversiones en I+D+i será el factor determinante de la innovación.

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