Esta derecha hispana, inapreciable legado de nuestra historia reciente, tiene poco arreglo. Han sido capaces hasta de convertir la peregrinación del Camino del señor Santiago en motivo de controversia política.
¿A alguien le extraña?
Lo que inicialmente surgió como una oportuna iniciativa para apoyar el Xacobeo terminó siendo escenario de la escenificación del disenso más absurdo. "El Camino no logra unir a los peregrinos del PP y del PSOE", titulaba la noticia un diario gallego. Y es que hasta para rogar al Santo existen diferencias. No lo cuentan los periodistas, pero, a buen seguro, socialistas y populares pidieron cosas bien distintas. Dimos cuenta a través del gran hermano facebook de que en Santiago manifestamos un doble deseo: conseguir apoyos estables para aprobar los Presupuestos Generales del Estado y la pronta salida de la crisis (ambos muy conectados, por cierto). Ésto, claro está, por la parte socialista. Adivinen lo que pudieron pedir al Santo los diputados y senadores del PP y comprenderán el por qué de las dos peregrinaciones.
Va de suyo la obcecación y el concepto patrimonial del poder en esta derecha, que les ha conducido al extremo de cuestionar por vías diversas la legimitidad de aquelllos que gobiernan y no pertenecen a su orden. Pero lo que más irrita es su torpeza en los momentos en que la sociedad reclama altura de miras. Rechazaron el pacto por el empleo propuesto por el gobierno hace diez meses, torpedearon el pacto anticrisis debatido en Zurbano, se las arreglaron para abortar la propuesta de pacto educativo y ahora salen en tromba a deslegitimar al gobierno y al grupo parlamentario socialista por haber alcanzado acuerdos presupuestarios para conseguir mayor estabilidad política, con la que poder llevar a cabo las reformas que necesita el país.
Parece que, en esto último, el señor Santiago nos escucha... ¿O alguno pensó que también las tradiciones son patrimonio exclusivo de la derecha?
Va por los compañeros de Galicia y los que compartieron ruta en La Rioja, Burgos, Ponferrada, El Bierzo, Pontevedra y A Coruña. Y por Bugallo, Alcalde de Santiago de Compostela.
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