lunes, 9 de mayo de 2011

Europa tiene agenda

En pleno siglo XXI, Europa sigue debatiéndose entre la idea de un ambicioso proyecto político de comunidad en la diversidad y la cruda realidad de los mercados. George Steiner y Felipe González tienen una idea y un libro. Europa, aunque no lo parezca, tiene una agenda. Cada 9 de mayo las instituciones y los partidos con vocación nos invitan a repensar en Europa. El día de los europeos se ha celebrado este año entre el fragor de la 22Mcampaña y los truenos de la tormenta financiera que no cesa. Ni uno ni los otros han impedido que miremos a Europa y de ello da fe el portal de la UE en España que recoge todas las actividades programadas para este día.
Dice Josep Cuní (TV3) que la política es la primera víctima de la economía. No le falta razón. La crisis ha conseguido enfriar nuestros fervores paneuropeos a base de duros encontronazos con una realidad donde los mercados escriben la partitura y nuestros gobernantes comunitarios la interpretan. Steiner, en su Idea de Europa (2005), lo traduce en alerta: “No es la censura política lo que mata [la cultura]: es el despotismo del mercado y los acicates del estrellato comercializado”. Cuní y Steiner son maestros en sus respectivos oficios.
Hace pocos días pasó por Málaga el periodista Bernard Cassen para cerrar un ciclo de conferencias sobre Europa. El líder del movimiento antiglobalización clamó nuevamente contra el sometimiento de los estados a la gran banca y a las multinacionales. Y entre tanto análisis crítico ¿hay espacio para alguna propuesta sostenible? Las de Felipe González empiezan a resultarnos familiares de puro comprensibles. Su idea de Europa converge sobre la ciudadanía europea como intangible de un valor extraordinario y la alianza de los factores ciencia e innovación.
De ciudadanía, ciencia e innovación hizo el Gobierno de España una experiencia única durante el semestre de la presidencia en 2010. Se llamó Agenda Ciudadana de Ciencia e Innovación y constituyó la mejor experiencia participativa del periodo. Consiguió implicar a miles de ciudadanos europeos y acercarlos a los espacios de decisión pública a través de la identificación de 14 retos elegidos por 14 grandes personalidades de la ciencia y la innovación en Europa. Lo extraño de ésta y otras muchas experiencias es que una vez llevadas a cabo no sabemos si sirven para algo más que para que algunos diputados y diputadas podamos preguntar al Gobierno sobre su valoración.
Europa tiene agenda, pero nos tememos que algo desestructurada.

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