martes, 20 de enero de 2009

La inconsistencia de la derecha


En Andalucía se llama Javier Arenas.

Se define inconsistencia como la falta de unión y relación entre las partes que forman un todo. Y esta característica es una de las garantías que debe ofrecer a sus electores un partido serio. Creíamos que el Partido Popular aspiraba a ser una formación consistente, al menos en Andalucía, toda vez que en España ya fueron liquidadas tales aspiraciones con ocasión del debate de las políticas del agua. Y a los hechos me remito con lo sucedido en Aragón, Cataluña, Valencia, Murcia y Castilla la Mancha. Ahora el partido desde el que se nos obsequia a los andaluces con lo mejor de su repertorio (indolentes, subsidiados y mal hablados) ha tomado la bandera de los agravios y del enfrentamiento entre territorios de mi comunidad. Y lo hace el mismísimo Sr. Arenas, el líder de la inconsistencia política. No es nuevo: las hemerotecas de los medios locales andaluces están llenas de noticias donde cada año se critican los valorados como escasos presupuestos de una provincia frente a la abundancia en la provincia rival. Málaga y Sevilla se llevan la palma. Ahora la derecha ha descubierto un nuevo yacimiento para confrontar a unos andaluces frente a otros. Atizan desde sus tribunas el fuego de los sentimientos del agravio por discriminación. Es de una gravedad extrema y de una absoluta falta de responsabilidad. Como si la sociedad civil necesitara ahora en Málaga líderes políticos avivando polémicas que se engloban bajo la denominación de centralismo sevillano. Es sencillamente electoralismo y manipulación de los sentimientos de una colectividad que, como Málaga, tiene motivos y razones sobrados para exigir un tratamiento singular acorde con su verdadera dimensión económica y social. ¿Y por qué hacerlo siempre contra alguien o contra algo de la vecindad?
No es la cuestión más relevante, aunque sí la que llena en mi provincia más páginas de opinión durante los días precedentes. Se identifica Junta con Sevilla y se olvida el esfuerzo que durante 26 años han realizado los diferentes gobiernos andaluces para cohesionar este territorio con la participación de todos y desde los rincones más apartados de nuestra tierra. Se olvida injustamente, por ejemplo, aquella decisión de trasladar un organismo público desde Sevilla a Marbella, en el año 1995, con todos sus trabajadores y hasta con los muebles, y en la cual tuve el honor de participar convencido de las bondades de la descentralización. Se trataba de la Empresa Pública de Turismo. Algo sólo comparable a la decisión del traslado de la C.M.T. (Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones) desde Madrid a Barcelona en la pasada legislatura. En ambos casos, el PP se posicionó públicamente de modo distinto dependiendo del territorio donde actuaba. ¿Otra prueba de inconsistencia? Una más de la larga serie. Pero ¿que se esconde detrás de la inconsitencia del PP andaluz y de su líder Arenas? Ni más ni menos que la falta de un proyecto para armar a Andalucía frente a la coyuntura de crisis en la que estamos sumergidos. ¿Cuantas ruedas de prensa ha dado el Sr. Arenas para explicar los medidas de su partido para activar el empleo y amortiguar los efectos de la crisis? ¿Cuales son sus planes? Hasta la fecha los desconocemos. O mejor, los suponemos, porque son siempre los mismos planes que aplica la derecha: reducción de gasto público, flexibilización del mercado laboral y recorte de las politicas sociales. La derecha sí que presenta mucha consistencia en esta materia: les invito a que comprueben la nula adopción de medidas para amortiguar los efectos de la crisis en las comunidades autónomas donde gobierna el PP y las comparen, por ejemplo, con las adoptadas y presentadas al Parlamento por el Gobierno andaluz.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con que la estrategia de la división es peligrosa e irresponsable, pero siendo sinceros, creo que es una estrategia que está presente en todas las oposiciones de los gobiernos regionales. Pasa en la Comunidad Valenciana y en Castilla y León. Además, el PSOE está dando una pésima imagen con el tema de los trasvases: no da una imagen de unidad, de querer lo mismo. Me parece lógico en el sistema autonómico, pero la subdivisión de estos gobiernos en las provincias, el mantenimiento de las cuotas territoriales, propicia que esto siga siendo así. Y lo de las cuotas es innegociable. Es decir, si no queremos dividir los territorios, que no sea ese el criterio de elección de los consejeros. Todos los partidos caen en los mismos errores. A mí, como militante malagueño, me da igual que haya doce consejeros de Sevilla o de Huelva, lo importante es que sean los mejores. Y enlazando con la parte final del post (en la que se nos anima a comparar las iniciativas tomadas por los gobiernos regionales del PP y del PSOE), creo que pone de manifiesto que la política de comunicación ha sido muy floja: no hay visibilidad de los consejeros y portavoces andaluces, y algunos mejor que no la tengan. El caso de la descalificación pública de la consejera de Medio Ambiente a Rodríguez Leal me pareció penoso (no conozco a ninguno de los dos, por lo que no prejuzgo). Lo ideal sería un gobierno de los mejores de Andalucía, no uno formado por el mejor de Málaga, el mejor de Sevilla, el mejor de Huelva...Se trata del Gobierno andaluz, no de las ocho provincias. Eso sería romper con la tendencia a la división. En el PP está claro cuál es su juego, pero nosotros tenemos mucha responsabilidad. Yo propongo que acabemos con las cuotas territoriales en las ejecutivas y en el Gobierno. ¿Sueño? Sí, pero como ya dijo María Zambrano, todo lo que el hombre ha conseguido, lo ha soñado antes.