sábado, 9 de abril de 2011

Un sentido adiós

En silencio, del mismo modo que desplegó su fuerza y su trabajo al frente del Observartorio de Salud de las Mujeres. Concha Colomer, su directora, nos ha dejado; justo en el momento en que su fecunda labor empezaba a ser tangible. Un sentido adios y la esperanza de culminar esta enorme tarea de la igualdad real. Leire Pajín, ministra de Sanidad, Política Social e Igualdad le ha dedicado emotivas palabras: "Ayer falleció en Valencia a los 53 años. Con su marcha nos deja la responsabilidad de velar por su trabajo y continuar el camino que ella emprendió".
Concha Colomer desarrolló una cualificada y profusa actividad al frente del Observatorio de salud de las mujeres, un organismo creado con el fin de promover la generación, difusión y promoción del enfoque de igualdad de género en las políticas de salud. Para algunos, uno de esos organismos prescindibles que pueblan el bosque de la administración española y por los que no dudarían en meter la tijera del recorte. Cosas que suceden por desconocimiento o por mala fe, aquella que les impide creer en la necesidad de una transformación profunda de los pilares sobre los que se sustenta la desigualdad. Y no es de extrañar; sin necesidad de remontarse a los godos, la situación en España en 2004 reflejaba la escasa incidencia de las premisas salud e igualdad de género en la actividad estadística y en los desarrollos normativos. Un ejemplo, la de los riesgos laborales y la salud de las mujeres donde bien podríamos decir que veníamos descuidando esta perspectiva en comparación con la de los hombres. Al menos en lo referente a la investigación y la prevención.
El Informe Salud y Género 2005 de este Observatorio se adentró por vez primera en este territorio de forma valiente. Concluía que en el trabajo productivo, las segregaciones horizontal y vertical dan lugar a que hombres y mujeres estén expuestos a diferentes riesgos físicos y psicosociales y también a que obtengan diferentes salarios. Y recomendaba revisar con el Ministerio de Trabajo, sindicatos y agentes implicados, los aspectos de salud laboral desde el enfoque de género, especialmente los instrumentos de evaluación de riesgos y la lista de enfermedades profesionales. Un guante que recogimos en el Congreso de los Diputados donde en ese mismo año debatimos y aprobamos una proposición no de ley que instaba al Gobierno, por un lado, a introducir la perspectiva de género en las líneas de trabajo del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene, especialmente en lo relativo a la prevención de riesgos laborales; y, de otro, a dar prioridad al análisis y seguimiento de la incidencia de riesgos laborales en las mujeres en las investigaciones propiciadas por el Observatorio de la Salud de las Mujeres.
El Observatorio ha desplegado una intensa labor para alcanzar los objetivos que se fijó en su primer plan estratégico. Se trataba de investigar y explicar/comunicar las diferencias entre mujeres y hombres que generan diferencias de salud y son origen de desigualdades sociales.
Arrancó con la fuerza de la convicción de que las mujeres tienen, además de problemas y necesidades de salud específicas, una perspectiva del proceso de salud y enfermedad diferente al de los hombres. En materia de salud laboral, estas diferencias derivan de esa distribución caracterizada por segregación horizontal y vertical de las mujeres en el mundo del empleo resultando un riesgo de accidentes de trabajo entre ellas tres veces menor que entre los hombres, mientras que, en cambio, las mujeres padecen más del 60% de las enfermedades profesionales registradas.

Unos apuntes sobre el ingente trabajo desplegado por el Observatorio que dirigió Concha Colomer es también una manera de dar a conocer el inmenso caudal humano y profesional de la persona que nos deja. Profundizar en esta dimensión es un tributo debido. Y el deseo de que germinen impulsos para que hombres y mujeres puedan trabajar juntos por la salud de las personas, desde el compromiso por la construcción de una sociedad más justa y solidaria.

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