Seguimos atravesando las calles de la crisislaberinto. Escuché el lunes al ministro Ángel Gabilondo en Málaga su elogio de la austeridad como conducta virtuosa del buen ciudadano y especialmente de los políticos; no sólo en época de crisis o escasez. Tres días más tarde, mientras atendía al debate del Decreto de las medidas de ajuste que presentó el Gobierno, repasaba en la bóveda del salón de plenos del Congreso las pinturas de Carlos Luis Ribera que representan las virtudes que deben adornar la acción política. No encontré "la austeridad". ¿Se la habrían llevado? Es posible que hubiera preferido ausentarse, acompañada de "la responsabilidad", antes de ser testigo del mayor alegato de la incoherencia que se haya pronunciado desde la tribuna del hemiciclo. Aquellos que atacaron todas las medidas sociales adoptadas por el Gobierno de Zapatero para amortiguar el impacto de la crisis, porque generaban déficit, los mismos que rechazaron un pacto de Estado anticrisis han intentado hacer descarrilar el tren de la recuperación económica del país forzando la desaprobación en la Cámara del plan de ajuste y austeridad. No lo han conseguido, pero a punto estuvieron. Se les conoce como Partido Popular, una derecha muy comprensiva con los excesos del franquismo, donde viven acomodadas las posiciones ultraconservadoras, de difícil homologación en el espacio europeo y que ahora aspira a representar a los trabajadores "si los sindicatos no saben hacerlo". Lo que oyen. Dan por sentado el fracaso de la reforma laboral pactada con las fuerzas sociales y ya entonan un requiem por las organizaciones sindicales. No quieren soluciones, quieren elecciones. No quieren formar parte de las estrategias acordadas con los países de la Unión para responder al momento de esta crisislaberinto que vive Europa porque han llegado a la conclusión de que son los únicos capacitados para mandar. Cuanto antes mejor. Y para eso lo más eficaz es frustrar cualquier intento de pacto. Abortaron el pacto Zurbano, dinamitaron el pacto educativo y, llegado el momento de que necesitemos pactar la reforma laboral entre las fuerzas políticas, volverán a torpedear el acuerdo. Es su verdadera hoja de ruta. Es el peor servicio que puede hacerse a la sociedad española porque además de retrasar nuestra salida de la crisis podríamos estar robando a nuestros conciudadanos el bien más preciado de la democracia: la confianza en la política para la solución de sus problemas.
domingo, 30 de mayo de 2010
No quieren soluciones, quieren elecciones.
Seguimos atravesando las calles de la crisislaberinto. Escuché el lunes al ministro Ángel Gabilondo en Málaga su elogio de la austeridad como conducta virtuosa del buen ciudadano y especialmente de los políticos; no sólo en época de crisis o escasez. Tres días más tarde, mientras atendía al debate del Decreto de las medidas de ajuste que presentó el Gobierno, repasaba en la bóveda del salón de plenos del Congreso las pinturas de Carlos Luis Ribera que representan las virtudes que deben adornar la acción política. No encontré "la austeridad". ¿Se la habrían llevado? Es posible que hubiera preferido ausentarse, acompañada de "la responsabilidad", antes de ser testigo del mayor alegato de la incoherencia que se haya pronunciado desde la tribuna del hemiciclo. Aquellos que atacaron todas las medidas sociales adoptadas por el Gobierno de Zapatero para amortiguar el impacto de la crisis, porque generaban déficit, los mismos que rechazaron un pacto de Estado anticrisis han intentado hacer descarrilar el tren de la recuperación económica del país forzando la desaprobación en la Cámara del plan de ajuste y austeridad. No lo han conseguido, pero a punto estuvieron. Se les conoce como Partido Popular, una derecha muy comprensiva con los excesos del franquismo, donde viven acomodadas las posiciones ultraconservadoras, de difícil homologación en el espacio europeo y que ahora aspira a representar a los trabajadores "si los sindicatos no saben hacerlo". Lo que oyen. Dan por sentado el fracaso de la reforma laboral pactada con las fuerzas sociales y ya entonan un requiem por las organizaciones sindicales. No quieren soluciones, quieren elecciones. No quieren formar parte de las estrategias acordadas con los países de la Unión para responder al momento de esta crisislaberinto que vive Europa porque han llegado a la conclusión de que son los únicos capacitados para mandar. Cuanto antes mejor. Y para eso lo más eficaz es frustrar cualquier intento de pacto. Abortaron el pacto Zurbano, dinamitaron el pacto educativo y, llegado el momento de que necesitemos pactar la reforma laboral entre las fuerzas políticas, volverán a torpedear el acuerdo. Es su verdadera hoja de ruta. Es el peor servicio que puede hacerse a la sociedad española porque además de retrasar nuestra salida de la crisis podríamos estar robando a nuestros conciudadanos el bien más preciado de la democracia: la confianza en la política para la solución de sus problemas.
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jueves, 20 de mayo de 2010
Vamos en serio
España tiene el compromiso de asegurar la estabilidad financiera y cumplir con los objetivos de consolidación fiscal acordados en el seno de la Unión Europea. Esto afecta a todos, también a la administración periférica. El Consejo de Política Fiscal y Financiera aprobó en marzo de este año un acuerdo marco sobre la sostenibilidad de las finanzas públicas para el periodo 2010 y 2013 con el ompromiso de fijar un déficit máximo del 2,5 por ciento del PIB y una reducción hasta el 1,1 en 2013.Es un compromiso de solidaridad con el Estado que somos todos; que deben complementarse con medidas de eficiencia del gasto, austeridad y transparencia.Antes del 10 de junio tendrán que presentar un informe sobre la racionalización y la reducción del gasto público y además sobre las mejoras de eficiencia en los servicios públicos. Esto va en serio, tan en serio como fueron las comunidades cuando acordaron la reducción de 1.500 millones de euros en la factura sanitaria. Tan en serio como la reducción de 15.000 millones del déficit en 2010 y 2011 y donde el Gobierno espera que la Comunidades contribuyan con el 50% de la misma; y un ahorro adicional, que deberán hacer también, de 1.200 millones contemplados en el plan extraordinario de ajuste. No nos entra en la cabeza pensar que los territorios y municipios gobernados por la derecha española puedan esquivar su responsabilidad, de la misma manera que lo hacen sus representantes políticos en las instituciones del Estado. Vamos en serio o no vamos.
jueves, 13 de mayo de 2010
¡Pero que no cierre la puerta!

Por el contrario, lo que si ha habido es una dosis mayor de irresponsabilidad de quienes vienen utilizando la grave crisis económica como trampolín para llegar antes al gobierno. De irresponsabilidad y de incoherencia de quienes, como el Partido Popular, llevan dos años pidiendo medidas para reducir el déficit y cuando estas se presentan reaccionan solicitando elecciones anticipadas, como hoy hace González Pons. Promueven el desestimiento del Gobierno; nos invitan a salir corriendo. El Presidente Zapatero no lo hará. Si esta derecha no sabe hacer otra cosa que se aplique su receta en las Comunidades donde gobiernan. El último que apague la luz, pero que dejen la puerta abierta porque los ciudadanos necesitan gobierno y mensajes de esperanza.
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jueves, 6 de mayo de 2010
Rehenes de la estrategia de confrontación
¿Caminamos entre dinosaurios?
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