Hemos conocido la noticia del NO del Partido Popular al pacto educativo. El mismo día en que la Conferencia de los rectores de las universidades españolas (CRUE) hizo público su apoyo al pacto y hacía un llamamiento al consenso en torno al documento definitivo presentado por Ángel Gabilondo. Han triunfado los especuladores de rentas electorales, los de la estrategia de la confrontación. Una confrontación sistemática que genera hastío y desafección en la ciudadanía con un elevado coste para la democracia. Pero si alguien piensa que de esa estrategia somos prisioneros los que defendemos la aplicación de la racionalidad a la política, está equivocado. Los principales rehenes de la confrontación están hoy en el seno de esa formación política que, de nuevo, ha vuelto a frustar la esperanza de todos. Son rehenes de su propia intolerancia al pacto. La batalla interna que han librado diferentes fuerzas en la organización ¿popular? en su dilema para decidir el apoyo al documento de medidas para mejorar nuestro sistema educativo se ha saldado con la victoria de los "duros" (Madrid y Valencia, para más señas).
¿Caminamos entre dinosaurios?
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