...Y no me gusta señalar. Alguien ha impedido que la candidata socialista a la alcaldía de Málaga, María Gámez, iniciara su precampaña con una valla gigante en pleno centro de la ciudad. Alguien ha conseguido que la propiedad del edificio donde iba a ser expuesta haya decidido romper unilateralmente el contrato y asumir los sobrecostes de la operación. Alguien quiere impedir que aumente el grado de conocimiento sobre la candidata que presenta el partido socialista. Y no me gusta señalar.
María, el problema no es que esa valla contenga mensajes políticos. El verdadero problema es que esa lona contiene una imagen de esperanza para una ciudadanía cansada, una invitación para el cambio y un guiño a la movilización de los que creemos que otra Málaga es posible.
Esto ha tenido lugar en una provincia en la que la derecha ha cambiado la pancarta por la valla publicitaria partidista costeada por todos los contribuyentes de las arcas públicas. Lo que representa, como mínimo, un verdadero fraude de ley. Me refiero a aquella valla que una concejala del ayuntamiento de Málaga colocó en el paseo marítimo de poniente para exigir al Ministerio de Medio Ambiente una obra que ya estaba prevista y acordada. Y me quiero referir, sobre todo, a la impune actuación de la alcaldesa de Fuengirola, Esperanza Oña, que ha llenado su municipio de vallas publicitarias pagadas con fondos públicos acusando a Zapatero de sucesos que sólo tienen que ver con la incompetencia de la dirigente popular para gestionar consensos.
Y es que la derecha en Málaga ha copiado la estrategia publicista del G.I.L que gobernó la ciudad de Marbella, el que hostigaba a la Junta de Andalucía con paneles que contenían todo tipo de falsedades. Ha copiado lo peor de la estrategia propagandística de las ideologías populistas y autoritarias, esas que confunden lo público con lo privado, o las que identifican gobierno y partido.
A los políticos de la derecha en Málaga les gusta mucho más las vallas publicitarias con mensajes partidistas pagados por el erario público. Este debe haber sido uno de los méritos alegados por el alcalde de Benamocarra (antes PA y ahora PP) para ingresar en la filas populares: recordamos sus vallas publicitarias contra el delegado de Educación de la Junta y contra el director del Instituto, Manuel Ruiz Cazorla. Así dicen que hacen política. Y lo que hacen es provocar el hastío entre la gente.
Alguien ha matao a alguien... y no me gusta señalar. Alguien no quiere las vallas de María Gámez pagadas por el partido socialista en el centro de Málaga. Alguien prefiere en Málaga, y en Fuengirola, y en Benamocarra las vallas partidistas costeadas con el dinero de todos... y no me gusta señalar.
¿Se imaginan que María Gámez, delegada del Gobierno de la Junta, ordenase llenar de vallas publicitarias la ciudad de Málaga denunciando todas las zancadillas del ayuntamiento gobernado por el PP?
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