martes, 16 de noviembre de 2010

Nueva, social y oportuna.

Así es la agenda que se presenta ante los ciudadanos para ampliar la respuesta del gobierno ante la crisis. Nueva y social, para ampliar, ensanchar y extender los instrumentos con los que estamos frenando los efectos de la crisis. Oportuna, porque responde a una demanda generalizada en un tiempo donde estamos poniendo bases sólidas para la recuperación económica. Uno de estos instrumentos son los presupuestos generales para 2011. Los presupuestos, eje de la vida parlamentaria de cada otoño, son una herramienta clave para la estabilidad y abundan en el programa de las reformas emprendidas. Sellada la estabilidad política, dictaminados los presupuestos a falta del Senado, el gobierno da un paso más y nos presenta la nueva agenda social que se estructura torno a cuatro ejes: las políticas activas de empleo, la igualdad de trato y oportunidades, la conciliación de la vida personal y laboral, y la Economía social y sostenible.


Siendo el principal problema el desempleo, el objetivo es dotar a las nuevas políticas de empleo de una visión alejada del corto plazo y orientarlas hacia nuevos sectores sobre la base de la cualificación profesional. No está en el horizonte ninguna reducción de la protección por desempleo y esto es meritorio puesto que significa remar en la misma dirección elegida desde que comenzó la crisis; tan diferente de la que han seguido los gobiernos de la derecha europea. La nueva agenda social del gobierno de Zapatero pretende reforzar y mejorar la interrelación Estado-Comunidades Autonomas en la regulación y ejecución de estas políticas activas de empleo. Se trata de preservar la unidad del mercado de trabajo y la igualdad mediante el desarrollo de itinerarios de inserción y la prestación de servicios destinadas a parados y empresarios. Una verdadera estrategia estatal con objetivos comunes y una cartera común para todas los territorios, sin renunciar a un mayor grado de flexibilidad y capacidad de adaptación. La nueva agenda social del gobierno llega en el justo momento en el que los agentes sociales critican nuevamente la reforma laboral aprobada por no conseguir los objetivos previstos de creación de empleo y reducción de la segmentación y la dualidad en el mercado de trabajo. Cuatro meses de vigencia no es tiempo suficiente para evaluar su eficacia ni para invalidar las políticas económicas orientadas a la creación de empleo. La aplicación secuenciada de las reformas previstas y la recuperación del diálogo social deben ser, además, las notas distintivas que acompañen el éxito de la nueva agenda. Del resto de los ejes, nos ocupamos mañana.

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