viernes, 25 de febrero de 2011

20-20, rumbo al futuro.

No es por huir del presente ni del frenesí preelectoral en el que estamos inmersos. No es por distraer al personal sino porque necesitamos saber a dónde vamos, cómo vamos y con quién. El año 2020 es el horizonte más próximo. No es el reto de los tontos, como alguno afirma. Es la meta de planes como el de Política Industrial (PIN 2020) aprobado en diciembre pasado, o el de Turismo 2020 que ya tiene trayectoria y hasta de uno sobre Seguridad Integral de la Fundación Alternativas. Queremos anticiparnos en el diseño del futuro inmediato y espero que no nos suceda igual que a esas predicciones del primer banco alemán, Deustche Bank, que en 2005 situaba a España junto a Irlanda entre los países de mayor crecimiento económico hasta 2020 mientras daba a China tasas medias inferiores a las que están registrando. Un ejercicio tan arriesgado necesita de diagnósticos muy precisos donde manda la experiencia y la pericia para armar cualquier planificación. Esta herramienta fue utilizada por el presidente Zapatero en su comparecencia de esta semana ante el Congreso para hablar de Políticas Sociales. Cifras, tendencias y comparativas para poner en valor la innegable apuesta de sus gobiernos por las políticas sociales. Y una reflexión: sin reformas no hay crecimiento y sin crecimiento no hay mejora de las políticas sociales. Urge, por tanto, acometer las reformas para seguir profundizando en un estado de bienestar más justo y sostenible.


De reformas habla el Programa Nacional del mismo nombre cuya evaluación anual nos dice que algo estamos haciendo bien. El mismo mensaje que nos hace llegar el análisis del Plan Nacional de I+D+i que acaba este año, pero no para extinguirse sino, en todo caso, para reinventarse con estrategias como las que está consolidando el ministerio de Ciencia e Innovación con su reciente E2i (Estrategia Estatal de Innovación).
Ante tantas actitudes derrotistas, a las que algunos se han abonado de manera patológica, es conveniente hacer prevalecer el empeño de la mayoría para profundizar en las reformas que tenemos pendientes. Ese mismo empeño que ha llevado a gobierno, sindicatos y patronal a recuperar el espíritu de la concertación y el diálogo social en el Acuerdo Social y Económico de 2 de febrero, para el crecimiento, el empleo y la garantía de las pensiones. Que en el panorama actual arrastremos una mala situación desempleo no debe impedirnos, sin todo lo contrario, fijar nuestra mirada hacia adelante y proyectar el futuro posible. Nos avala la reciente historia de éxito de nuestro país en democracia durante las últimas tres décadas, las mismas que han discurrido desde el 23F de 1981 que esta semana hemos rememorado en el Congreso de los Diputados. Una historia de éxito político, de consolidación del estado de las autonomías, y de indudable éxito económico también. A lo largo de este tiempo se han producido crisis económicas que se superaron con el concurso de todos. Hicimos un esfuerzo colectivo mayúsculo para acometer las reformas necesarias que nos permitieron entrar en la Unión Europea en 1986 y, posteriormente, en la zona euro (1999). Nuevamente tenemos la oportunidad de demostrar nuestra fortaleza de país y desterrar las amenazas que representan los intereses cortoplacistas de los agoreros de la derecha.
El Consejo Europeo de 17 de junio de 2010 (semestre de la escasamente valorada presidencia española) ratificó los cinco grandes objetivos de "Europa 2020: una estrategia para un crecimiento inteligente, sostenible e integrador".
Vamos a salir de la actual crisis económica con mayor fortaleza mediante el incremento de nuestro potencial económico basado en un aumento de la competitividad y de la productividad y sin olvidarnos de la cohesión social y la convergencia económica.
Y lo vamos a hacer entre todos; con decisión y generosidad y sin distraernos con aquellos que opten por excluirse. 2020 es la nueva frontera.

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