-¿Y cuál es ese mensaje?
Bien sencillo. Si en estos momentos este pacto no es una buena noticia para muchos según manifiesta un sondeo de Metroscopia, pudiera serlo en breve. Como en el proverbio chino: "excava el pozo antes de que tengas sed", el gobierno, la patronal y los sindicatos han acordado la ingeniería que va a permitirnos desarrollar importantes reformas para aumentar la competitividad de las empresas, reforzar la cohesión social y recuperar la credibilidad de los inversores.
En un tiempo corto, al calor de la recuperación, la mayoría de los ciudadanos hará una valoración positiva de los acuerdos alcanzados. Porque la sed de pactos, que no sed de urnas, manifestada de manera reiterada desde el comienzo de la crisis no puede ser ajena a la voluntad de aproximación que ha planeado entre las partes firmantes del acuerdo. UGT, CC.OO., CEOE y CEPYME, de un lado, y de otro el Gobierno de España se niegan a cruzarse de brazos ante la crisis económica, el credo opuesto al que practica el partido popular de Rajoy. Saben los impulsores del pacto que es el camino más eficaz para acelerar la recuperación económica y la creación de empleo. Por eso se han empeñado hasta la extenuación. Y lo han conseguido, alcanzando un pacto que, contra lo que pudiera pensarse, no es un mero envoltorio para justificar el retraso en la edad de jubilación.
Nuevamente, los dirigentes de la derecha más irresponsable de Europa han sacado a relucir su pactofobia y la consiguiente irritación por una noticia, buena noticia, que desde el punto de vista legislativo alumbrará la rápida consecución de los acuerdos parlamentarios imprescindibles para continuar el calendario de reformas. Del mismo modo, que el Diálogo Social articulado durante la pasada legislatura nos permitió crecer en riqueza, justicia e igualdad, el reciente Acuerdo Social y Económico impulsado por Zapatero nos colocará en posición más favorable para enganchar a España en el tren de la recuperación económica europea que lidera Alemania.
Una buena noticia para los que tienen sed de empleo. Y no tan buena para quienes sólo les preocupan las urnas.
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