El informe sobre igualdad salarial de la UGT, de la secretaría que dirige Almudena Fontecha, arroja una evidencia rotunda: "la diferencia de salarios entre mujeres y hombres, en España y en el resto de Europa continúa siendo uno de los principales factores de discriminación sobre las mujeres". Es la conclusión del análisis estadístico de los salarios en España con datos desagregados por sexo y las consecuencias sobre la protección social de las mujeres en el ámbito de la seguridad social.
La supresión de la desigualdad de oportunidades entre hombres y mujeres es un deseo que atribuimos a nuestro tiempo. Pero la lucha por la igualdad de género tiene raíces en la historia. Es algo que recordamos todos los años cuando celebramos el día internacional de la mujer, cada 8 de marzo. UGT nos recuerda que la reivindicación salarial entre hombres y mujeres fue ya la consigna de su 17º Congreso en el año 1932. El libro de Joan Wallach Scott "Género e Historia" nos provee del mejor discurso historiográfico sobre la forma en que se ha abordado la situación laboral de la mujer y las relaciones de género. En esta lucha por la igualdad real siguen participando activamente los agentes sociales. Lo más reciente, el Acuerdo Social y Económico para el crecimiento, el empleo y la garantía de las pensiones que ha liderado el gobierno de Zapatero y que introduce nuevas medidas de acción positiva para corregir las consecuencias en el sistema de protección social de las desigualdades sufridas por las mujeres en el mercado de trabajo. Otra de las importantes aportaciones de este gran acuerdo.
Hagamos, entonces, como la Unión Europea. Insistamos en la igualdad salarial con motivo del día internacional de la mujer y seamos cómplices activos de la Estrategia general para la igualdad de género. A igual trato, igual salario. Y como concluye la Conferencia europea sobre brecha salarial, integremos los objetivos de la estrategia en los Programas Nacionales de Reforma dentro el marco de la Estrategia Europa 2020, estableciendo calendarios y planes concretos para aumentar las tasas de empleo de la mujer, eliminando todo tipo de segregación y aplicando de forma estricta la normativa en materia de igualdad de remuneración. Todo ello para que en los próximos años la brecha salarial deje de ser una asignatura pendiente.
El argumento de la "diferencia natural" entre hombres y mujeres ha enmascarado múltiples formas de discriminación laboral y sigue haciendo un flaco favor a la causa de la igualdad real. La consolidación de la igualdad y la erradicación de cualquier forma de discriminación es un compromiso del gobierno de España y será tarea central en nuestro Parlamento en los próximos meses cuando debatamos y aprobemos la primera Ley integral para la igualdad de trato y la no discriminación. Además de las reformas para despejar el camino del crecimiento económico, la nueva agenda social no da margen para la distracción. Y estamos encantados de que así sea.
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