domingo, 20 de marzo de 2011

Carrera de obstáculos

"Cambiamos carrera de obstáculos por carrera investigadora". Acabamos de retirar esta nota del tablón de anuncios del Congreso de los Diputados. Hemos tardado más de lo previsto pero mereció la pena porque la nueva ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación sale con el apoyo unánime de todos los grupos representados en la Comisión del mismo nombre. Los políticos nos ponemos de acuerdo (excepto IU-ICV, por ahora) para lanzar un mensaje importante y necesario a la sociedad española en estos momentos de cambio: queremos consolidar un sistema potente de ciencia, tecnología e innovación, en permanente diálogo con la sociedad; y lo queremos acometer ya porque nos urge hacerlo ante una economía que ya no se sostiene en un mundo globalizado.


La nueva ley de la Ciencia sustituirá a la vigente ley que data de 1986 (Felipe González), que tantos buenos resultados ha dado. Entonces estábamos en el puesto 30 del ranking de producción científica en el mundo; ahora nos hemos situado entre las diez primeras posiciones. Después de 25 años, el contexto de nuestro sistema de I+D+i se ha modificado. Cinco nuevas realidades determinan la elaboración de una nueva ley: el desarrollo autonómico y la asignación de competencias a los territorios, la dimensión europea, el incremento sustancial de los recursos públicos registrado en los últimos años, una comunidad científica en crecimiento a la que se le ha quedado pequeño el traje y la necesidad de acelerar la transición al nuevo modelo productivo.
Nuestro país, que ha hecho un gran esfuerzo por situar su ciencia a nivel internacional, debe ahora poner el acento en la investigación técnica y en la transferencia de los resultados de la investigación hacia el sistema productivo. Por este motivo, la nueva ley establece las bases para superar uno de los principales déficits, el de la transferencia de conocimiento, que es clave en términos de crecimiento y de competitividad. No se trata de restar capacidades a la investigación científica porque la innovación adquiera un mayor papel. La nueva ley parte del reconocimiento de un sistema de ciencia plural que debe dotarse de una mayor flexibilidad y propiciar la conexión de la investigación con la actividad productiva; con este fin, establece los instrumentos para corregir la escasa contribución del sector privado a la financiación de la I+D+i.
Pero si por algo puede ser reconocida esta reforma legislativa lo será, sin duda, en su apuesta por la carrera investigadora que dejará de ser una carrera de obstáculos para los más de 217.000 investigadores (sólo 82.000 mujeres) que ya tiene nuestro sistema. La ley establece tres modalidades de contrato. El predoctoral, que deja atrás figuras como las becas predoctorales; el contrato de acceso, modalidad que pretende cumplir con los objetivos de consolidación en el sistema de aquellos investigadores que ya han pasado por unos procesos de formación y de evaluación; y la figura del contrato de investigador distinguido que servirá para que los diferentes agentes del sistema español de I+D+i puedan atraer talento. Carrera investigadora con establecimiento de derechos y deberes del personal investigador y técnico.
La tramitación parlamentaria de la ley de Ciencia ha permitido solucionar el tema de los contratos laborales vinculados a proyecto. Ponemos a disposición del sistema una diversidad de contratos, de modalidades contractuales, que da muchas más garantías de las que teníamos hasta ahora. Y solucionamos en parte el problema de los científicos del programa Ramón y Cajal.
Con esta ley que ya ha salido camino del Senado ganamos todos. Especialmente ganan nuestras universidades y los organismos públicos de investigación que se beneficiarán de nuevas fórmulas, de los programas de cooperación, con más actividad de transferencia y movilidad de personal entre los sectores público y privado. Celebramos el consenso alcanzado en el trámite parlamentario del Congreso, en particular el que se refiere a la creación de la Agencia Estatal de Investigación, para la financiación de la I+D y, de otro lado, la adaptación del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) en Agencia para la financiación de la Innovación. Son muy buenas noticias que siguen teniendo escaso tratamiento en nuestros medios de comunicación. El consenso alcanzado sobre la nueva ley de la Ciencia es una magnífica noticia que merece ser conocida en toda su amplitud.


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